Agua para todos
Por Juan Carlos Valencia Vargas*
Facebook: JuanCarlosValenciaAGUA
El 47 por ciento del territorio nacional sufre de sequía severa o extrema, según datos del Monitor de Sequía de México dados a conocer por la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Eso tiene como consecuencia lógica una menor disponibilidad de agua, lo que produce impactos en la salud de la población, en la productividad del campo y en la sustentabilidad de los ecosistemas.
Son malas noticias. Este año ha sido anormalmente seco. Las lluvias se han presentado de manera muy irregular y ha traído como consecuencia lógica una menor cantidad de agua renovable, aquella que llena las presas de almacenamiento y recarga los acuíferos.
La precipitación acumulada promedio de los últimos 30 años para esta fecha es de 589 mm, pero este año sólo han llovido 408, es decir, hemos tenido un déficit de 181 mm o una precipitación 31 por ciento por debajo del promedio.
En México tenemos 210 grandes presas que representan el 92 por ciento de la capacidad total de almacenamiento en el país, a las que la Conagua da seguimiento puntual; de ellas, sólo 4 por ciento se reportan al 100 por ciento de su capacidad, cuando a estas alturas del año el 80 por ciento deberían estar llenas.
El almacenamiento promedio histórico total en esas presas para esta fecha es de 85 mil millones de metros cúbicos, pero este año sólo tienen almacenados 59 mil millones, una diferencia de -26 mil millones de metros cúbicos. ¡Un 31 por ciento menos! Casi la tercera parte. Si ya de por sí cada año es más difícil satisfacer la demanda creciente de agua, imaginen lo que será el próximo año con unas presas que tendrán una tercera parte menos de agua. Sin duda, habrá escasez y conflictos en diversas regiones del país.
Otro dato que permite evaluar la magnitud del problema es la capacidad de almacenamiento de las grandes presas en México: 125 mil millones de metros cúbicos. Sólo se tienen 59 mil millones, apenas el 47 por ciento de la capacidad total, es decir, no llegan ni a la mitad de la capacidad existente. ¿Qué está pasando? ¿Será una respuesta adecuada seguir construyendo presas cuando las lluvias no alcanzan para llenar las ya existentes?
México debe tomar medidas urgentes, no sólo para Monterrey; debe prepararse en todo el país. Las zonas metropolitanas de la Ciudad de México, Guadalajara, Puebla, Querétaro y León están en riesgo de escasez, de desabasto. La ocurrencia natural de las lluvias se ha visto alterada por los efectos del calentamiento global; el cambio climático ha tenido como uno de sus impactos más visibles la alteración de los patrones de precipitación, lo que ha traído sequías más severas, más intensas y de mayor duración para estas zonas. Tenemos que adaptarnos a las nuevas circunstancias.
Prepararse para la sequía es una acción obligada. Vienen tiempos difíciles para la gestión del agua. Los efectos del cambio climático constituyen una emergencia nacional que va más allá de las fronteras políticas. Se trata de un problema que exige soluciones coordinadas en todos los niveles, y políticas públicas para avanzar hacia una economía circular, que reduzca el consumo y reutilice los recursos.
Lo único que realmente puede resolver el problema a largo plazo es reducir el consumo de agua, disminuir las fugas extraordinarias y reutilizar el agua residual tratada para actividades que no requieran calidad de primer uso.
En el periodo de mayor crisis, será necesario que todos quienes tienen pozos para uso distinto al agua potable se solidaricen y destinen parte del agua a las redes cercanas, pero no podemos vivir así indefinidamente. Urge tomar medidas con una visión de largo plazo.
*Profesor, consultor y Director General de AQUATOR.
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