La crisis climática y ecológica La actividad industrial humana ha impactado al mundo tan severamente como el asteroide que acabó con los dinosaurios. El 70 por ciento de los mamíferos, peces, aves, plantas, anfibios, reptiles y alrededor de la mitad de los insectos han sido aniquilados. Las emisiones de gases de efecto invernadero y las temperaturas se disparan más rápido que en cualquier otro momento de la historia de la Tierra. Se están cruzando puntos de inflexión climáticos, como el derretimiento del Ártico, acelerando el calentamiento y despojando a la humanidad de un control significativo sobre nuestro futuro. Nos dirigimos hacia un mundo al menos 4 grados Celsius más cálido este siglo. Los efectos serán catastróficos. Incluso, los 2 grados que estamos destinados a quemar para 2050, significan miles de millones de personas sin suficiente comida y agua; cientos de millones de refugiados; desastres naturales históricos prácticamente todos los años; guerras y enfermedades. Sin revolución política y económica nos enfrentamos a una pesadilla de la que no podemos despertar. Los científicos lo saben y están empezando a resistir.
¿Por qué se rebelan? Los científicos han pasado décadas escribiendo artículos, asesorando al gobierno, informando a la prensa... Todo ha fracasado. ¿De qué sirve documentar cada vez con mayor detalle la catástrofe que enfrentamos, si no estamos dispuestos a hacer algo al respecto? Los académicos están perfectamente ubicados para emprender una rebelión: existen en centros de conocimiento y experiencia; están bien conectados en todo el mundo y con los tomadores de decisiones; tienen grandes plataformas desde las cuales informar, educar y reunir a otros en todo el mundo; y tienen autoridad y legitimidad implícitas, que es la base del poder político. Pueden hacer una diferencia. Están dispuestos "a hacer lo que podamos para detener la mayor destrucción en la historia humana".
La mayor campaña de desobediencia civil hecha por científicos
El 6 de abril, más de mil activistas de la Rebelión de los Científicos (Scientist Rebellion) en más de 25 países tomaron acciones disruptivas, no violentas y participaron en acciones de desobediencia civil en instituciones gubernamentales, científicas y corporativas. Muchos de ellos lo hicieron aún con el riesgo de ser arrestados, para destacar la urgencia y la injusticia de la crisis climática y ecológica.
Se realizaron acciones en Italia (Roma, Turín, Venecia), Dinamarca (Copenhague), España (Madrid), Reino Unido (Londres), Alemania (Berlín), Países Bajos (La Haya), Portugal (Lisboa), Suiza (Berna), Ruanda (Muanga), Sierra Leona, Colombia (Bogotá), Panamá, Ecuador (Quito), Estados Unidos (Washington DC, Los Ángeles, Portland, Nueva York) y Malawi (Lilongwe), entre otros.
Activistas de la Rebelión de los Científicos en Berlín, Alemania.
- En Madrid se identificaron 58 de las aproximadamente 80 personas que realizaron acciones directas, con 20 propuestos para sanción, tras arrojar sangre falsa en la fachada del Congreso Nacional en España y organizar una protesta pacífica sentada.
- En Copenhague, la calle frente al Ministerio del Clima fue bloqueada por 40 personas, la mitad de ellos científicos, sosteniendo carteles de artículos científicos y leyendo el informe del IPCC. Diez científicos fueron detenidos temporalmente, dos fueron multados y otros dos fueron arrestados.
- En Venecia, Turín y Roma, las instalaciones de ENI (la mayor empresa energética italiana empresa) fueron ocupadas durante 10 horas por científicos que bloquearon, pegaron papeles y realizaron una tragicomedia que representa la extinción de los humanos tras ignorar los consejos de los científicos. Se bloqueó la entrada de los trabajadores durante una hora. Los activistas exigieron una reunión pública con los directivos de la ENI sobre su estrategia de descarbonización. La reunión fue negada. Los activistas se fueron, pero dejaron en claro que la campaña continuará.
- En Panamá, 20 personas (entre ellas 10 científicos) protestaron en las embajadas de los Estados Unidos, Alemania y Reino Unido, para pedir una revolución climática, el fin de los combustibles fósiles e importante apoyo financiero para la transición energética en el Sur Global. Entre 500 y mil estudiantes de secundaria participaron en marchas climáticas en todo el país y se llevaron a cabo charlas sobre el clima en las escuelas.
- En Portland, Oregón (EE.UU.) 100 personas participaron en una acción dirigida en la sede de Portland Business Alliance (PBA) y el Ayuntamiento. El PBA ha bloqueado la acción climática del Ayuntamiento, que declaró la emergencia climática, pero no ha actuado al respecto. La ciudad tiene la autoridad para exigir que la empresa de servicios públicos de Portland transite del carbón sucio y el gas fósil a las energías renovables, por lo que exigen que la PBA deje de bloquear la acción.
- En los Países Bajos, los científicos bloquearon la entrada al Ministerio de Asuntos Económicos y Política Climática en La Haya, pidiendo acciones de emergencia. Hablaron sobre la emergencia climática y leyeron el reporte del IPCC; siete fueron arrestados. Además, más de 50 científicos participaron en una marcha a través de La Haya, antes de la acción, en la que fueron dando discursos.
- En Suiza, 18 científicos marcharon a la Plaza Federal de Berna con pancartas y artículos de ciencia del clima pegados en las paredes del Palacio Federal. La acción fue recibida con un fuerte control policial. Todos los científicos fueron detenidos durante una hora, incluidos quienes sólo sostenían una pancarta, y fueron expulsados de la capital por un día.
- En Quito, Ecuador, un grupo de jóvenes científicos exigió al Ministerio del Medio Ambiente detener su inconsistencia y renunciar a liderar un evento internacional aparentemente trabajando hacia un mundo próspero y saludable, o renunciar a intentar duplicar el nivel de explotación petrolera en el país.
- En Los Ángeles, California (EEUU), bloquearon la entrada del banco Chase para protestar por su financiamiento a los combustibles fósiles. La policía cerró el acceso a toda la calle, con decenas de elementos del equipo antidisturbios, que arrestar a por lo menos diez científicos.
- En Lisboa, Portugal, tres científicos exhibieron carteles de Rebelión de los científicos afuera de los ministerios de Medio Ambiente y Economía. La protesta, recogida por las redes sociales y locales, fue pacífica y sembró las semillas de un movimiento en Portugal.
- En Sierra Leona, un evento con varias partes interesadas generó participación y llamados a los formuladores de políticas públicas para la acción climática. Durante el evento, los participantes preguntaron qué pasos reales están tomando los países desarrollados para abordar la emergencia.
- En Lilongwe, Malawi, los científicos realizaron un seminario en la Universidad de Lilongwe de Agricultura y Recursos Naturales sobre los roles de los formuladores de políticas públicas en el informe del IPCC, junto con el papel de los científicos en una emergencia climática.
- En Ruanda, los científicos salieron a las calles, exigiendo una acción de emergencia. También facilitaron un seminario en la ciudad de Muhanga, donde los jóvenes compartieron historias de la vida real acerca de cómo la crisis climática ya está afectando a sus comunidades y hogares. Los participantes aprendieron sobre el informe del IPCC y la ciencia básica del clima; las mentiras y la injusticia que dañan gravemente a las personas en el Sur Global, y cómo los jóvenes pueden ser parte de la solución.
Charlas, enseñanza, divulgación y desobediencia educativa se dieron en países como Argentina, Colombia y Nigeria, que involucraron a cientos de científicos y estudiantes. En Colombia se dieron siete charlas, cuatro online y tres presenciales, a más de 200 personas (entre académicos y público en general) sobre el impacto del colapso climático en el Sur Global, y la necesidad de descolonizar el activismo.
Estas acciones siguieron al lanzamiento de la tercera parte del sexto informe del IPCC, del cual Rebelión de los científicos (Scientist Rebellion) filtró una versión temprana en agosto de 2021. La versión final del informe fue suavizada por los gobiernos de todo el mundo en sus llamados a la acción y en culpar a los máximos responsables de la crisis.
Sin embargo, en la conferencia de prensa del IPCC, António Guterres, secretario general de la ONU, recordó a la comunidad mundial qué es exactamente lo que está en juego, al afirmar que “este informe es una letanía de promesas climáticas incumplidas. Estamos en una vía rápida hacia el desastre climático. Estamos en una emergencia climática”.
Los científicos actúan bajo el lema “1.5 grados Celsius está muerto; la revolución climática ¡ahora!".
La Dra. Rose Abramoff, científica del cambio climático de EE. UU., advirtió que “no hemos hecho los cambios necesarios para limitar el calentamiento a 1.5 grados Celsius, por lo que este objetivo es prácticamente imposible. Necesitamos entender las consecuencias de nuestra inacción, así como limitar las emisiones de combustibles fósiles, tanto y tan rápido como sea posible. Como científicos, tendemos a ser reacios al riesgo. No queremos arriesgar nuestros trabajos, nuestra reputación y nuestro tiempo, pero ya no es suficiente hacer nuestra investigación y esperar a que otros lo hagan. Lean nuestras publicaciones y comprendan la gravedad y urgencia de la crisis climática. El 6 de abril, junto con cientos de personas en todo el mundo, tomé medidas para instar a los gobiernos y a la sociedad a dejar de ignorar los hallazgos colectivos de décadas de investigación. Hagamos que esta crisis sea imposible de ignorar”.
El cofundador de Scientist Rebellion, Mike Lynch-White, ex PhD en Física Teórica y candidato convertido en activista climático a tiempo completo, explica la necesidad de acción de los científicos de esta manera: “Imagine que dos personas están sentadas en una casa. Uno se vuelve hacia el otro y tranquilamente afirma que la casa está en llamas, el techo está a punto de colapsar y matarlos a ambos, antes de volver a su periódico de la mañana. Sería completamente irrazonable que la otra persona crea la amenaza, sin importar cuán real sea”.
El Dr. Peter Kalmus, un científico del clima que recientemente se unió al grupo y fue arrestado, afirma que "necesitamos mil millones de activistas climáticos. Animo a todos a considerar hacia dónde nos dirigimos como especie, y a participar en la desobediencia civil y otras acciones. El tiempo es ahora. Hemos esperado demasiado. Movilizar, movilizar y movilizar. Movilizar antes de que lo perdamos todo".
Rebelión científica salió a la calle entre el 4 y el 9 de abril, como si nuestra casa estuviera en llamas... ¡Porque lo está!
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