¿Qué mal te causaba allí
el tronco de ese granado?
un muchacho muy ladino
respondió, no le estorbaba,
lo ha cortado porque daba
sus granadas al vecino.
El egoísmo
Carolina Cornado
Con preocupación, algunos de los serios analistas serios ven cómo la discordia del gobierno de México crece hacia el ya próximo mandato de Donald Trump en los Estados Unidos.
A veces con soberbia, la presidenta Claudia Sheinbaum descalifica al poderoso vecino pensando que una falsa burbuja invisible le protegerá de respuestas económicas, arancelarias y migratorias, y que no le pasará nada a su mandato.
Esos dichos -copiados a Hugo Chávez- reflejan dos intenciones: ninguna positiva. Claudia Sheinbaum se equivoca en su política exterior antiyanqui y pudiera acercarse a un abismo económico de grandes dificultades para México. ¿Qué intenciones reales puede traer entre manos el gobierno mexicano? ¿Acercarse a Rusia, que vive serios problemas internos?
Aunque Rusia es una potencia global, enfrenta sanciones internacionales y problemas internos que dificultarían un apoyo económico significativo a México. Además, acercarse demasiado con Rusia tensaría aún más las relaciones con los Estados Unidos y con Europa.
Por otro lado, un acercamiento más estrecho hacia China, como respuesta a las tensiones con EEUU, es una posibilidad estratégica pero también presenta retos lejanos a la realidad que vive nuestro país, más allá de tan sólo hacer frontera con su socio más importante.
Ya la Cultura Impar lo ha publicado: abrirse camino con China sería arropar la economía y el liderazgo ideológico para una izquierda que, por el momento, se ve débil.
En defensa del gobierno mexicano, a tres meses de estar en el poder, su discurso antiyanqui es una clara reafirmación de soberanía. Muy positivo el punto como un intento de proyectar una postura firme y soberana frente a presiones externas.
México podría estar defendiendo sectores clave de su economía, vulnerables a un aumento en los aranceles estadunidenses, buscando mostrar fortaleza ante su socio comercial más importante.
Claro que, sin duda, también es un mensaje político interno cuya postura está dirigida más a un público nacional en un intento de consolidar apoyo entre aquellos que perciben las amenazas de Trump como un desafío a la dignidad mexicana.
Aunque las declaraciones de Sheinbaum pueden interpretarse como una muestra de firmeza, también implican riesgos importantes en una relación tan asimétrica con los EEUU. Una postura más diplomática y orientada a la cooperación podría ser una estrategia más beneficiosa, aunque los políticos (de ambos lados) piensen en debilidad.
Para la 4t -un gobierno de izquierda-, China emerge como un aliado útil en términos de ideología estatal que combina planificación económica con autoritarismo político.
China tiene un gobierno autoritario de izquierda y su enfoque no se alínea necesariamente con las políticas de una izquierda progresista de México. La influencia china podría entrar en conflicto con los valores democráticos y los derechos sociales promovidos por el gobierno mexicano.
En los hechos, en todo el mundo, las relaciones con China no siempre resultan en acuerdos equitativos. Las inversiones chinas han generado dependencia económica, con condiciones desfavorables para las naciones receptoras, especialmente en términos de deuda.
China podría ser un aliado en la consolidación de un discurso antihegemónico frente a los Estados Unidos, pero la izquierda mexicana tiene un carácter distinto. Mientras que el gobierno enfatiza valores democráticos y justicia social, China opera bajo un sistema centralizado que prioriza el control estatal.
Seguramente no sólo Trump, sino todos los líderes estadunidenses, ya se dieron cuenta que México tendría que evitar convertirse en un peón en la rivalidad entre ambas potencias y priorizar sus intereses nacionales.
De ahí la conveniencia de parecer que pelean.
¿México lo sabrá?
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