Agua para todos
Por Juan Carlos Valencia
@valenciajuanc
+ La nueva norma para controlar la contaminación del agua
Este viernes, 11 de marzo de 2022, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la Norma Oficial Mexicana NOM-001-SEMARNAT-2021, que establece los límites permisibles de contaminantes en las descargas de aguas residuales en cuerpos receptores propiedad de la Nación (ríos, lagos, acuíferos, etc.).
Esta Norma sustituye a la emitida en 1996, es decir, no se había actualizado en más de 25 años, aun cuando los Límites Máximos Permisibles (LMP) y los parámetros establecidos habían probado ser insuficientes para controlar la contaminación en los cuerpos de agua.
Sin lugar a dudas, era imperativo actualizarla, pero pensar que el sólo hecho de hacer más estrictos los parámetros va a mejorar la calidad del agua de nuestros ríos y cuerpos de agua es engañarnos a nosotros mismos. La norma vigente desde 1996 establecía un cumplimiento gradual; dependiendo del tamaño de la población, las comunidades mas grandes debían cumplir en el año 2000; las medias, en 2005, y las pequeñas, en 2010, pero la verdad nunca se logró el cumplimiento pleno de la norma y la evidencia salta a la vista con sólo asomarnos a cualquier río o barranca que pase por una zona urbana.
Ahora que, si lo que se quiere son datos, se puede revisar la Red de Monitoreo de la Calidad del Agua de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y ahí esta toda la evidencia de la contaminación que se vive en los distintos ríos y acuíferos del país.
De manera pues que si no se cumplió con la norma anterior, que era menos estricta, ¿qué creen que pasará con el cumplimiento de la nueva? Si ya de por sí los municipios han dejado de operar miles de plantas de tratamiento por falta de recursos para pagar lo mas básico, como podría ser la energía eléctrica, ¿qué creen que pasará cuando sepan que, para cumplir la nueva norma, es necesario invertir millones de pesos en modificar el proceso? Y que, además, se incrementarán los costos de operación y mantenimiento, así como la frecuencia de inspección.
No me malentiendan: nadie se opone a la actualización de la NOM, pero imponer límites más estrictos sin considerar las capacidades y limitaciones actuales es engañarnos a nosotros mismos. Los sistemas operadores de agua potable y saneamiento del país, agrupados en la Asociación Nacional de Empresas de Agua y Saneamiento (ANEAS), ya han hecho público un posicionamiento en el que manifiestan que, en las condiciones actuales, no están en posibilidad de cumplir. Refieren que para cumplir con la nueva NOM se requerirían inversiones que superan los 700 mil millones de pesos.
Por su parte, los empresarios han manifestado su oposición porque los nuevos límites y la mayor frecuencia de muestreo y análisis especiales incrementan sustancialmente los costos. Además, para cumplir con la norma, deberán hacer modificaciones sustanciales a los sistemas de tratamiento y/u operación, lo que significa un impacto económico relevante para la industria y, por ende, para la competitividad.
Aunado a ello, la autoridad responsable de vigilar el cumplimiento de la Norma, la Conagua, no tiene capacidad para vigilar los millones de descargas a lo largo y ancho del país.
Entre los principales cambios que introduce la Norma está la incorporación de tres nuevos parámetros: la Demanda Química de Oxígeno (DQO), la toxicidad y el color. Asimismo, establece 35 grados como temperatura máxima para las descargas, bajando cinco grados al parámetro de la NOM de 1996. También se incrementa la frecuencia de muestreo y análisis y se obliga a tramitar, cada 3 años, la exención de parámetros que no apliquen.
Ya veremos con el tiempo si la Norma ayuda a controlar la contaminación de nuestros cuerpos de agua. Ojalá así sea, pero podría apostar a que no.
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