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Propuesta al gobierno: apoyar en Sinaloa a meseros, choferes y niños


Por Omar Garfias

@Omargarfias


Desde el 9 de septiembre, Angelina sólo ha trabajado cuatro semanas. Perdió sueldo y las propinas han bajado. El restaurante donde meserea ahora sirve desayunos, pero ella no puede ir porque en las mañanas cuida a su mamá parapléjica. “Le dejé de poner salchicha a la comida, dejé la pura sopa, no he pagado recibos, no hubo piñata para mi niña”.

Recomendación al gobierno: gestione con Ariadna Montiel, secretaria de Bienestar del gobierno federal, un apoyo de 4 mil 718 pesos para quienes han disminuido o perdido sus ingresos por la crisis de violencia.

Ese es el costo de una canasta alimentaria, con la que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) mide la pobreza, para una persona y un dependiente económico.

Para casos como el de Angelina, la dependencia federal tiene el Programa Para el Bienestar de las Personas en Emergencia Social o Natural.

El criterio de elegibilidad de beneficiarios que establecen las reglas de operación de este programa es que sean “personas afectadas por todos aquellos fenómenos sociales que produzcan daño y/o causen perjuicio”.

La normatividad establece: “El apoyo se entregará por el periodo que dure la emergencia o vulnerabilidad, o hasta que se considere superada la emergencia”.

El presupuesto del gobierno federal para ese programa es de 471 millones. Si se dieran 30 mil apoyos en Sinaloa sólo se ocuparían 141 millones.

Francisca tiene nueve años. En ese tiempo ha vivido dos balaceras y sabido que han asesinado a dos personas que ella conoció. Su niñez en Culiacán es diferente a la de los niños que viven en ciudades pacíficas. Se sabe los nombres de los grupos del crimen organizado y detalles de las vidas de sus miembros. En sus juegos no es extraño que la violencia sea motivo de regocijo.

Recomendación al gobierno: además de cumplir su obligación primordial de garantizar la seguridad pública, gestione con el Dr. David Kershenobich Stalnikowitz, secretario de Salud del gobierno federal, un programa especial de atención a la salud mental.

La presidenta Sheinbaum prometió implementar el Programa Nacional de Salud Mental para el Bienestar. No hay lugar donde la depresión y la ansiedad sean una sensación más generalizada que Sinaloa.

También gestione con Mario Delgado, secretario de Educación del gobierno federal, una estrategia educativa especial para impulsar la cultura de la legalidad. La disputa por las mentes de niños y jóvenes entre los valores del crimen organizado y los de la convivencia pacífica y civilizada debe tener en la escuela un eje de razonamiento e información.

La educación en nuestra sociedad debe abordar científica y planificadamente las violencias que vivimos y dar información y argumentos que ofrezcan alternativas a la niñez y la juventud sinaloense hacia comportamientos solidarios, equitativos, incluyentes, democráticos.

Si las escuelas sinaloenses hacen como que no pasa nada, entonces seguirá pasando todo lo que no queremos que pase.

Don Roberto es uno de los más de los más de mil 800 ciudadanos que han sido despojados de sus vehículos en estos terribles días. Era su herramienta de trabajo, pero lo más grave para él fue que se lo quitaron a su hija, con violencia física y amenazándola con un arma.

El presupuesto de las instituciones locales de seguridad pública es de los más bajos del país.

El apoyo federal mediante el Fondo de Aportaciones a la Seguridad Pública en 2024 fue de 258 millones. Ese monto no toma en cuenta el tamaño del problema que tiene Sinaloa. Esa cantidad no sirvió para evitar lo que está pasando.

Recomendación al gobierno: gestione con Omar García Harfuch la aportación de 750 millones más para la instalación y funcionamiento de 2 mil 500 cámaras de videovigilancia, la entrega gratuita de 50 mil botones de emergencia, la instalación gratuita de 11 mil cámaras internas en camiones y taxis. Además del equipamiento y capacitación de las policías locales.

Hay necesidades urgentes. En lugar de minimizarlas hay que gestionar su solución.

Los sinaloenses han perdido sus ingresos, su tranquilidad y su patrimonio a causa de que el gobierno no ha cumplido su obligación de garantizar la seguridad pública.

La tragedia es mayor, incluye la muerte y desaparición de miles de ciudadanos, mayormente el sacrificio de jóvenes pobres que debieron tener un destino diferente.

Conviértase en el movilizador de las ideas y de los esfuerzos de los sinaloenses para construir las soluciones definitivas, de gran calado.

No acceda a la visión corta de ser el ocultador de quejas en lo que llega un descenso pasajero de la violencia, al que seguirá otra crisis.

Escuche la crítica y la inconformidad, en ella siempre hay elementos que desde el poder no se pueden contemplar.

No vea a los pensamientos distintos como obstáculos; no les grite ni los derribe.

Convoque a la innovación, a dejar las inercias, a sumar propuestas, a integrar equipos, a estudiar las condiciones específicas, a hallar las acciones más eficientes y eficaces.

Las historias exitosas en materia de pacificación siempre han sido las historias de grandes movimientos de sociedades unificadas.

Levante y encabece ese movimiento.

No intente sofocarlo ni negarlo.

Use el poder y aproveche esta crisis para dar un giro a la historia de Sinaloa.

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