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Permutan escuelas por elitista tecnología digital



Por: Fernando Silva


La singular norma tiene preocupados a dueños y rectores de escuelas de educación básica e instituciones académicas en todo el mundo, ya que grupos oligárquicos pretenden desvanecer el actual sistema escolarizado para dar paso a un intencional abanico de opciones, en donde selectos académicos puedan enseñar «digitalmente» a estudiantes élite en la comodidad de su hogar, oficina, espacios públicos o cualquier sitio que cuente con seguridad y, esencialmente, con la conexión adecuada a la cada vez más imponente red de redes. Asimismo, el educando tendrá el libre albedrío para elegir con quién instruirse, el horario, la materia que considere relevante para su preparación personal, accediendo a «convenientes» contenidos de manera eficaz y ad hoc al supervisado mercado laboral. Por lo que habrá que tener en consideración que tan peculiar escenario puede derivar en una redefinición del rol de las escuelas, universidades y del personal docente tal como los conocemos, ya que al no precisar de asistir a una institución formativa, el catedrático, maestro, pedagogo, docente, educador o mentor pueden ser sustituidos por un robot, un holograma o una aplicación que —en términos de costo beneficio— convenientemente no represente sueldo, prestaciones, seguridad social, jubilación… acometiendo una profunda e incierta transformación al aún vigente método de enseñanza.

Exponiendo algunas vicisitudes, es un hecho que hacer uso de las innovaciones en pro de la transmisión de saberes, regularmente ha elevado la calidad de vida de quien las aprovecha, de esta manera, compartir información —poner en común un conocimiento— Communicare, es una capacidad inherente a la relación que mantenemos desde el primitivo uso de los gestos y los sonidos guturales, el lenguaje articulado a partir de la aparición de los primeros homínidos y, posteriormente, el gran salto, al desarrollar la capacidad de comprensión y de expresión compleja, es decir, pasamos del arte parietal o rupestre —pinturas sobre rocas, paredes y techos en cuevas— al Metaverso, ese mundo virtual al que nos conectaremos utilizando una serie de dispositivos que nos harán pensar que realmente estamos dentro de él, interactuando con todos sus elementos, así como la Web3, nombre que algunos tecnólogos han dado a la idea de un tipo de servicio en la Internet construido para ser utilizado con cadenas de bloques descentralizados, en otras palabras, sistemas de registro compartido que utilizan criptomonedas como Bitcoin y Ethereum. Al respecto, es recurrente observar y/o escuchar a un sinnúmero de adultos que comentan con asombro, orgullo, empoderamiento y hasta con ingenuidad, cómo sus hijos, sobrinos, nietos… aprenden por sí solos casi cualquier cosa —haciendo uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones— cuando manipulan de manera mecánica el celular, la tableta o la computadora.

Al respecto, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés) expuso en el informe Niños en un mundo digital, lo siguiente:

«El Estado Mundial de la Infancia examina las formas en que la tecnología digital ha cambiado ya las vidas de los niños y sus oportunidades, y explora lo que puede deparar el futuro.

Si se aprovecha de la manera correcta y es accesible a escala universal, la tecnología digital puede cambiar la situación de los niños que han quedado atrás —ya sea debido a la pobreza, la raza, el origen étnico, el género, la discapacidad, el desplazamiento o el aislamiento geográfico— al conectarlos a numerosas oportunidades y dotarles de las aptitudes que necesitan para tener éxito en un mundo digital.

Pero a menos que ampliemos el acceso, la tecnología digital puede crear nuevas brechas que impidan que los niños alcancen todo su potencial. Y si no actuamos ahora para mantenernos al ritmo de los cambios, los riesgos en línea pueden llevar a que los niños vulnerables sean más susceptibles a la explotación, el abuso y hasta la trata, así como a otro tipo de amenazas menos evidentes para su bienestar.

Este informe aboga en favor de una acción más rápida, de inversiones específicas y de una mayor cooperación para proteger a los niños de los daños que pueden sufrir en un mundo más conectado, al tiempo que exhorta a que se aprovechen las oportunidades de la era digital para beneficiar a todos los niños».

Es tal el fenómeno en todo el mundo que, francamente, resulta imposible no sentirse atraído por las tecnologías aplicadas en los vehículos, los electrodomésticos, las comunicaciones, en la ciencia médica, la arquitectura, las expresiones visuales, las investigaciones espaciales, la arqueología, la física cuántica, la bioquímica, la ecología, la realidad virtual, los videojuegos, la inteligencia artificial… Por lo que es comprensible —tratándose de menores de edad— que madres y padres de familia, tutores y educadores, miren con desconfianza el que los infantes y adolescentes se ‘enganchen’ a la infinita gama de temas que ostenta ese entorno virtual, pues consideran —y con razón— que además de fomentar el aislamiento y el individualismo, deteriora el desarrollo de las habilidades motrices y de convivencia social, además de que fácilmente pueden hallar contenidos que los perturben e incluso los pongan en riesgo —de profusas maneras— si la utilizan sin supervisión. Desde luego que, sobre su uso, hay luces y sombras, pero destacan las inmoderadas y desinformadas manifestaciones que al permitir sin restricciones el acceso a la Internet, ni siquiera saben que los menores tienen a la vista videos e imágenes que no son apropiados y poco o nada confiables, lo que termina embrollando y hasta desnaturalizando el comportamiento —particularmente de adolescentes— que pasan, sin mayor provecho, excesivo tiempo detrás de una pantalla.

Reflexionando con enfática prospectiva. Es importante advertir cómo tan extraordinaria expansión digital está desarrollada por las pocas familias multimillonarias que componen la oligarquía mundial para favorecer sus avaros intereses y autoritarios regímenes. Tener presente que esa clasista y racista minoría capitalista, sistemáticamente pretende someter a una mayoría, particularmente, a la que evidencia ignorancia supina y, sobre ello, se afanan estas cúpulas del poder económico y político, incluso, hacen hasta lo innombrable con tal de explayar su insaciable ambición por controlarlo todo. Y esto no es cualquier cosa. Un trascendente ámbito que han ido interviniendo de manera incesante se encuentra en la formación escolarizada, desde preescolar hasta los estudios superiores en todo el planeta. Entonces, si eso lo hacen a la vista de todos ¿qué será desde los «bunkers» de dominación y espionaje que tienen esparcidos por doquier?

Por consiguiente, y para no llegar al extremo de permutar escuelas por la elitista tecnología digital, uno de los retos más importantes debe —sin lugar a dudas— centrarse en el cuidado de la relación que particularmente los menores de edad establecen con sus iguales o con adultos que utilizan las tecnologías como medio de interacción, de ocio y hasta de «aprendizaje». Suficiente como para pensar con inteligencia y conocimiento de causa en pro del bien común.

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