Agua para todos
Por Juan Carlos Valencia Vargas
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Acapulco fue prácticamente arrasado por los vientos superiores a 270 km/h que trajo el huracán Otis la madrugada del miércoles pasado.
Es una historia que volverá a repetirse, desafortunadamente, cada vez con mayor frecuencia e intensidad, según los pronósticos.
Los huracanes se clasifican de acuerdo a la intensidad de sus vientos. Un huracán categoría 1 tiene vientos sostenidos por encima de los 120 kilómetros por hora (km/h); en la categoría 2, por encima de 150 km/h; el 3, arriba de los 180; un 4, superior a 210, y un 5, por encima de los 250 km/h (esta es la escala Saffir Simpson, la más comúnmente empleada).
México es un país altamente vulnerable a la presencia de estos fenómenos hidrometeorológicos extremos. Cada año se presentan alrededor de 30 fenómenos ciclónicos en el territorio nacional, la mitad de los cuales alcanza la categoría de huracanes, y entre cuatro y cinco penetran en tierra y causan daños de diversas magnitudes.
Los huracanes de categoría 5 son escasos, pero sí han existido a lo largo de la historia. El Centro Nacional de Huracanes de Miami en Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés), concentra el registro histórico de ciclones tropicales desde 1851 en el océano Atlántico, y desde 1949 en el Pacífico.
Según ese registro, en México han impactado ocho huracanes de categoría 5; seis de ellos, por el océano Atlántico: Janet, en 1955; Beulah, en 1967; Anita, en 1977; Gilberto, en 1988; Wilma, en 2005, y Dean, en 2007, y sólo dos por el Pacífico: Patricia, en 2015, y Otis, que impactó en días pasados el puerto de Acapulco.
Este último se comportó de manera extraordinaria, pues en menos de 12 horas se intensificó de tormenta tropical a huracán categoría 5. Así, pasó de vientos de 64 km/h hasta llegar a 270 km/h. No es común que un ciclón llegue a su máxima intensidad en un tiempo tan corto; fue un comportamiento atípico. Se rompió el récord histórico de intensificación en México, que era de 24 horas, observado en el huracán Patricia, apenas en 2015.
Los huracanes que habían llegado a tierra en la zona cercana al puerto de Acapulco habían sido, regularmente, de menor categoría. Paulina, en 1997, fue un huracán categoría 1, pero se presentó con lluvias muy fuertes, que provocaron inundaciones severas. Antes de Otis, el ciclón más potente registrado en Guerrero fue Madeleine, de categoría 4, en 1976.
Pero, como dije, México es muy vulnerable a estos fenómenos, aquí un recuento de los huracanes más devastadores de los últimos tiempos.
1. Gilberto (1988).- De categoría 5, tocó tierra el 14 de septiembre de 1988 en la isla de Cozumel, antes de arrasar Cancún, para luego regresar al Atlántico y volver a golpear el noreste de México, en Nuevo León y Coahuila. Provocó una enorme creciente en el antiguo cauce de un río seco de la ciudad de Monterrey, desatando una devastadora inundación. Dejó 225 muertos, la mayoría en la ciudad regiomontana, además de alrededor de 139 mil damnificados.
2. Paulina (1997).- Entre el 5 y 10 octubre, este huracán ocasionó la muerte de 228 personas y dejó más de 150 mil damnificados. Tocó tierra en Chiapas, antes de arrasar con Puerto Escondido, Oaxaca, y Acapulco, Guerrero. Las crecientes de los ríos y los deslaves afectaron una de las regiones más pobres de México.
3. Stan (2005).- De categoría 1, tocó tierra en San Andrés Tuxtla, en Veracruz. Dejó 82 muertos a su paso por Chiapas y Oaxaca, pero lo más devastador fue en Centroamérica, donde hubo alrededor de 2 mil víctimas en Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Costa Rica.
4. Wilma (2005).- Por primera vez en la historia, un huracán recibió un nombre con la letra W, Wilma, debido a la enorme cantidad de eventos que se presentaron ese año. Fue el más destructivo que ha golpeado a México. El 21 de octubre de 2005 tocó tierra en la ciudad de Cozumel como categoría 4, para después afectar por más de 48 horas a Cancún y la Riviera Maya.
Aunque sólo hay registros de ocho muertos, la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguro (AMIS) documentó que el impacto del huracán en las costas de Quintana Roo dejó daños equivalentes a mil 752 millones de dólares, sobre todo en su zona hotelera. Tras el fenómeno también se registraron innumerables saqueos, como ahora vemos en Acapulco.
5. Manuel (2013).- Aunque fue de categoría 1, causó severos daños debido a que se presentó también un fenómeno atípico: otro ciclón, denominado Ingrid entró por el Atlántico y se enganchó con Manuel, que había entrado por el Pacífico, lo cual provocó abundantes lluvias en toda la franja central del país. Dejó 123 muertos, 97 de ellos por un alud en la comunidad de La Pintada, en Guerrero, pero también hubo fuertes impactos en Morelos, Coahuila, Chihuahua y Durango. Hubo más de 59 mil evacuados y, al menos, 218 mil 594 personas afectadas.
Esta alteración extrema es cada vez más frecuente y se debe específicamente al calentamiento global. Entre otros aspectos, el cambio climático se manifiesta en el aumento de la frecuencia y magnitud de los fenómenos extremos, como las olas de calor, las sequías, fuertes vientos, precipitaciones sin precedentes, tormentas y marejadas ciclónicas.
Aumentan las sequías, pero también los ciclones, las fuertes lluvias e inundaciones. ¿Paradójico no? Se vuelven más extremos los fenómenos naturales y, desafortunadamente, en todos los escenarios de cambio climático, la situación será más crítica en el futuro.
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