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La economía legal sinaloense se hace pobre y pequeña



Por Omar Garfias

@Omargarfias


Trabajar legalmente en Sinaloa no es una forma segura de evitar la pobreza.

El 26 por ciento de la población que trabaja tiene ingresos insuficientes para comprar la canasta alimentaria según datos de diciembre del 2022, emitidos por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), organismo del gobierno federal.

Desde hace 14 años tenemos el mismo nivel de pobreza laboral, con algunos altibajos derivados de la temporalidad propia de una economía agrícola.

El mejor dato de este problema fue de 20 por ciento en 2006.

Ya son muchos años de no superar la brecha terrible de entre 25 y 30 por ciento.

No mejoramos.

Parece ser que ya funcionamos así, con una economía que no da para que coma bien uno de cada cuatro de quienes trabajan.

El mecanismo de subsistencia es reducir la calidad de los productos que se consumen, substituir las proteínas con las calorías, esto es, comer sopa, pan y refrescos, en lugar de carne y huevo.

El sector exitoso de la economía estatal, triunfador en la globalización, de calidad mundial, es muy pequeño.

Son pocas las empresas sinaloenses ganadoras en el creciente mercado planetario.

Por cantidad de población, ocupamos el lugar 17, pero por cantidad de ingresos por exportación, ocupamos el lugar 21.

Nuestro ritmo de crecimiento de exportaciones nos ubica en el lugar 29, de los de mero abajo.

Ya no somos los que pisaban fuerte en los mercados extranjeros, según la información del INEGI.

La economía global tiene nuevas actividades punta en la generación de riqueza y en esas no participamos.

No nos estamos preparando para tener un papel protagónico en la globalización.

Solo el tres por ciento de nuestras compras al extranjero son de maquinaria y tecnología.

Credit Suisse es una empresa mundial de servicios financieros que emite un informe de cómo las empresas han decidido relocalizar sus plantas industriales que tienen en China y ubicarlas en México.

“Nearshoring tracker” se llama el reporte y ubica en 30 mil millones de dólares la inversión extranjera de ese origen: la relocalización de plantas industriales en 2022. No aparecemos en él.

Ha llegado inversión extranjera a Sinaloa, pero no por nearshoring.

No hay nuevas empresas sinaloenses de calidad mundial; no hay nuevas actividades; no hay nuevas puertas de acceso a la globalización ni nuevos puentes, políticas públicas ni planes de desarrollo.

En los últimos cinco años, el crecimiento de bienes y servicios, el producto interno bruto (PIB), ha crecido 1.08 por ciento, por debajo del 1.58 por ciento del crecimiento de la población estimado por el CONAPO.

Crece menos el pastel que la cantidad de invitados.

Una economía eficiente crea empleos, es capaz de incorporar a la producción a su población. Esto es, pone a la gente a trabajar.

El INEGI informó que en diciembre de 2022 había 208 mil sinaloenses disponibles para trabajar, pero que ya no buscaron empleo en el último mes.

De la misma forma, había 40 mil personas sin empleo que lo buscaban todavía.

La población subocupada es de 141 mil. Son quienes tienen necesidad y disponibilidad de trabajar más tiempo que el que su ocupación actual demanda.

INEGI da cuenta, también, que en Sinaloa, la población ocupada informal, sin prestaciones ni seguridad social, pasó de 653 mil personas en el cuarto trimestre de 2021, a 661 mil en el cuarto trimestre de 2022.

En síntesis, 1 millón 50 mil sinaloenses no están incorporados plena y adecuadamente a la producción.

Nuestra economía genera pobreza laboral, tiene un papel insignificante en el mercado global, decrece la producción per cápita, no está vinculada con las tendencias innovadoras y desperdicia la inteligencia y el esfuerzo de la población.

¿Qué hacemos?

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