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Esos baches en la vida...


Por Déborah Buiza

@DeborahBuiza

 

¡Caí en un bache… otra vez! Por venir atenta al paso de los vehículos al cruzar la calle no me fijé en el bache que había enmedio de la avenida y caí en él. Tropecé, se me dobló el tobillo hacia un lado y luego de regreso a su lugar… Creo que ví estrellas. Cojeando alcancé la acera y me detuve unos minutos a tomar aire, a esperar a que pasara el dolor.

No es la primera vez que me sucede. Hace dos años tuve un esguince de segundo grado el mismo tobillo y anntes, hace como 20 años, tuve otro evento similar. Tal vez no sé caminar, pero en esta ciudad tan mal pavimentada cualquiera da un mal paso en un segundo.

¿Te ha pasado que vuelves a caer en un lugar que te resulta familiar?

Yo no creo en eso de que la historia se repite hasta que aprendes la lección, porque las tres veces que me he lastimado el mismo pie han sido muy diferentes experiencias. Tampoco creo que de todo puedas extraer un aprendizaje, ni que sea obligatorio presentar examen constante, pero es inevitable que la repetición de un hecho te lleve a la comparación con momentos anteriores.

Estos eventos que parecen repetirse pueden servir para reflexionar sobre distintos temas, como observar quiénes éramos entonces y cómo vivimos esa experiencia, y quiénes somos y cómo vivimos hoy lo que nos pasa, y tal vez preguntarnos si hay otra manera de sobrellevar las cosas, y quizá de mejor forma.

Recuerdo que la vez anterior llegué a meter el pie en agua caliente y al día siguiente mi tobillo era una bola en la que no se distinguían las venas. Ahora recordé la recomendación del coach de mis hijos, de que lo ideal es colocar hielo. Eso fue lo que hice y al día siguiente, aunque estaba inflamado, podía apoyar el pie. La vida me dio la oportunidad de hacerlo de una manera diferente.

¿Cuántas veces hemos fantaseado con regresar el tiempo para hacer las cosas de una forma distinta, sin darnos cuenta de que quizá sí tenemos esas oportunidades? Tal vez no exactamente iguales, pero sí lo suficientemente parecidas como para intentar una nueva reacción, otra decisión u otra acción.

Tomar conciencia de cómo experimentamos la vida nos permite tomar otras decisiones y no reaccionar siempre del mismo modo, de una forma como la aprendimos en algún lugar, algún tiempo o por algún vínculo.

A veces olvidamos lo obvio: tomar decisiones diferentes ante los mismos hechos nos llevará a distintos lugares, mejores o peores pero, sin duda, diferentes. Al verlo así, creo que todos los días podríamos cambiar el rumbo de las cosas al actuar distinto ante situaciones que nos parecen similares.

Y tú ¿te atreverías a actuar diferente ante experiencias que parecen repetirse en tu vida?

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