El talante humanista preserva la salud cerebral

Texto e imagen de Fernando Silva

Para desarrollar de manera óptima el constructo de Inteligencia Emocional (IE) es vital activar las connaturales habilidades de escuchar, comprender y aprender; asimismo, si en la potestad de obrar por elección leemos, pensamos y nos damos libertad creativa para realizar piezas con valor artístico o escribimos un libro literario, un guión para una puesta en escena, así como si componemos una sinfonía o una canción… elevaremos la conciencia y la calidad emocional, percibiremos la importancia de las sensaciones, emociones e intuiciones y, por ende, el impacto que éstas causan en el modo de reflexionar nuestro proceder, lo que —en conjunto— nos permite encontrar justificados o naturales los actos en la motivación del bienestar, tanto personal como general.

Tener presente que la IE asume un rol trascendental si se incentiva desde los hogares, ya que recurriendo a su certera aplicación se acrecienta la motivación intrínseca, extrínseca, positiva y la social; el control de impulsos y estados de ánimo como enfados y ataques de ira; la regulación del miedo, la tristeza, la ansiedad, la inseguridad, la envidia, la vergüenza, el agobio, el estrés, el suicidio… Asimismo, pensamientos de valoración pesimista: «No puedo hacer esto», «¿Qué pasa si no se cumplen mis expectativas?», «Nunca he podido triunfar», «No merezco ser amado»... Dicho con otras palabras, es disponer a la voluntad con inteligencia ante las alteraciones del ánimo intensas y pasajeras, agradables o penosas, que van acompañadas de conmoción somática, con el objetivo de orientar el comportamiento en bien de sensatos resultados y su efectividad con familiares, parientes, amistades y con la gente con la que convivimos de manera cotidiana u ocasional en entornos socioculturales.

En esa dirección del entendimiento, estimular diariamente al cerebro con lo que se conoce como la neuróbica —también conocida como gimnasia cerebral o gimnasia mental— constituye la recomendable alternativa para el perfeccionamiento integral de las capacidades intelectuales, emocionales, sensitivas y creativas, ya que su práctica y disfrute contribuyen a potenciar los aspectos cognitivos, competitivos, axiológicos y actitudinales; sabedores de que es el conjunto de actividades y ejercicios coordinados-combinados lo que nos permite la apropiada conexión del cuerpo con los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro, proporcionándonos mayor concentración, aprendizaje y facultades para crear… beneficiando las aptitudes relacionadas con el procesamiento de la información, desde su captación hasta su almacenamiento y utilización, mediante los neurotransmisores como la aceticolina, la dopamina, la epinefrina, la norepinefrina, el ácido gamma-aminobutírico, el glutamato y la serotonina, reanimando las habilidades locomotrices, no locomotrices y de proyección-recepción, así como amplificar la atención en el ámbito de las actividades formativas académicas y el desarrollo de destrezas concretas de coordinación y pensamiento. Como sucinta explicación, el hemisferio izquierdo que controla los movimientos del lado derecho del cuerpo cumple funciones de orden lógico, de razonamiento, operaciones matemáticas, el control del lenguaje hablado y escrito… y el derecho, que interviene en la actividad del lado izquierdo del cuerpo, se relaciona con la disposición y las capacidades artísticas, la imaginación, el ritmo, el sentido musical... así como con las respuestas que aparecen después de la percepción producida cuando uno de los órganos receptores es inducido y por las impresiones producidas por un estímulo exterior e interior.

Sobre el particular, hay numerosas investigaciones académicas y razonadas proposiciones que avalan la trascendente aportación de las expresiones de las bellas artes y literarias; las lenguas clásicas y originarias; las ciencias y disciplinas humanísticas… al progreso evolutivo, entendidos de que no son escuetas réplicas de lo que es efectivo o tiene valor práctico, en contraposición con lo fantástico e ilusorio, sino que representan las grandes direcciones en la trayectoria sensible de la humanidad, en un proceso ideal en el cual se constituye para nosotros la existencia real y efectiva de lo que —por la perfección de sus formas, escritura e imágenes— transmiten belleza, esa que es tendente a emocionarnos y que nos orienta por los sentimientos que promueven el bien común, el respeto, la fraternidad, la lealtad, la empatía, la tolerancia, la bondad… en la línea que plantea la importante contribución de las diferentes manifestaciones artísticas para instaurar sociedades comprometidas y que obran de acuerdo a principios humanistas-progresistas como fruto de una revolución en el pensamiento sociopolítico, en vista de ese horizonte conceptual que apuesta al del bienestar social al hacer buen uso de los recursos materiales, naturales e históricos, así como de la conservación, restauración y promoción del patrimonio material (tangible) e inmaterial (intangible).

Algunos de los muchos libros sobre lo antes mencionado son: «La inteligencia emocional: Por qué es más importante que el cociente intelectual», del psicólogo, periodista y escritor Daniel Goleman; «Insurrección de las palabras. Poetas contemporáneos en lenguas mexicanas», editado por el Fondo de Cultura Económica; «América Precolombina. Síntesis histórica, antología y análisis de su arte plástico», del escultor, fotógrafo, audiovisualista y profesor de Historia del Arte, César Sondereguer, y del investigador y docente de Culturas Precolombinas Carlos Punta; «Historia del Humanismo Mexicano», escrito por el investigador y académico Tarsicio Herrera Zapién; «Carta sobre el Humanismo», del filósofo, ensayista y poeta Martin Heidegger; «El Existencialismo es un Humanismo», del filósofo, escritor, novelista, dramaturgo, activista político, biógrafo y crítico literario francés, exponente del existencialismo y del marxismo humanista Jean-Paul Charles Aymard Sartre; «Herencias del Humanismo en la Filosofía Mexicana», del Doctor en Filosofía y académico Jorge Velázquez Delgado; «En Busca del Humanismo Perdido. Estudios sobre la obra de Juan Luis Vives», del profesor de antropología filosófica Jaime Vilarroig Martín…

Al respecto, en el plan de Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, al que dio lectura el 1 de octubre de 2024 en la Plaza de la Constitución, popularmente conocida como el «Zócalo», expuso como parte de sus cien compromisos, lo siguiente:

36. Crearemos el sistema más ambicioso de educación y creación artística formal y comunitaria, al consolidar las escuelas del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) y promover la producción artística en las escuelas. Por cada escuela pública formaremos una banda, una orquesta, un grupo de teatro y de artes plásticas, que tengan espacio de encuentro, vamos a traerlos a todos al Zócalo de la Ciudad de México para que puedan exponer su trabajo.

37. Garantizaremos las condiciones para que los artistas de México puedan desarrollar su actividad y reciban una remuneración justa.

38. Promoveremos el desarrollo y el acceso a la cultura en todos los ámbitos y disciplinas.

39. Seguiremos impulsando la grandeza cultural y la recuperación de la memoria histórica de México.

40. Promoveremos círculos de lectores, creando más salas de lectura, redes de librerías, bibliotecas populares, ferias de libros, producción a bajo costo y bibliotecas digitales de libre acceso.

Entonces, el talante humanista no sólo preserva la salud cerebral, sino que es esencial que nuestra masa encefálica —como el órgano más importante de nuestro cuerpo— funcione correctamente, por lo que es necesario cuidarlo y ejercitarlo con esmero, proporcionándole conocimientos y pensamientos que procuren el que seamos ejemplo de sensatez, inteligencia y calidad humana. Además —a diferencia de otros órganos— cuando tiene problemas no se detiene, por lo que es común que se nos olvide la importante labor que desempeña y que tiene en nuestra salud física y mental, por lo que es vital el que le dediquemos el tiempo necesario para fomentar su correcta ejercitación, tanto en lo intelectual como en lo emocional.