Por Omar Garfias
@Omargarfias
Hay 151 mil campesinos sinaloenses excluidos del sistema de seguridad social, por lo que cuando enferman, sufren accidentes, padecen invalidez o llegan a viejos, pierden su fuente de ingresos; tampoco tienen acceso a los servicios de salud con mayor presupuesto, como el IMSS o el ISSSTE.
En el censo agropecuario del INEGI, 10 por ciento de los productores del estado reportan como problema su edad avanzada o padecer alguna enfermedad.
No se transformó ese enorme problema, ni siquiera se menciona.
La pensión Bienestar no es un sustituto, porque es mucho más baja que las pensiones del IMSS.
En Sinaloa existen 95 mil 201 unidades de producción agropecuaria, pero sólo 37 mil 245 tractores y, asimismo, 14 por ciento de los productores resienten la disminución de la fertilidad de su tierra.
Debe ejecutarse un plan de inversión en la productividad del campo.
Financiar maquinaria, instalaciones, bodegas, sistemas de riego, digitalización, tecnología, agricultura de precisión, insumos de calidad.
Sólo 34 por ciento de los productores sinaloenses tiene acceso al crédito, y únicamente 32 al seguro.
Desaparecieron instituciones y programas que ofrecían créditos flexibles y baratos al sector rural y apoyo al seguro agrícola. Se mantienen acciones pequeñas e intrascendentes. Se retiró el gobierno, como lo hacen los de derecha neoliberal.
El 93 por ciento de los productores declararon al INEGI padecer los altos costos de insumos y servicios.
El gobierno federal entregó semilla a 2 mil 494 productores y fertilizante a 37 mil, a muy pocos.
Es imprescindible un programa de estímulo y apoyo para formar clusters, asociaciones campesinas para incrementar su poder en el mercado y su capacidad productiva de insumos y servicios.
El 23 por ciento de los productores consideró tener problemas por el bajo precio y la disminución de ventas.
Es vital conformar un esquema de comercialización transparente, ágil, justo y equitativo.
Muchos países tienen espacios institucionales donde se desarrolla esa negociación en condiciones más equilibradas; así, el mercado funciona sin distorsiones ocasionadas por la desigualdad de información.
Impulsar la agricultura por contrato.
Este ciclo agrícola se inició con 37 por ciento de almacenamiento de agua en las presas, cuando el pasado se contaba con 76; el déficit es de 6 mil 500 milímetros cúbicos. Se desperdicia el 40 por ciento del agua destinada a la agricultura.
Es fundamental definir e implementar una estrategia del manejo adecuado del agua a través del uso de tecnología, protocolos y planeación a futuro.
No hay un plan ambicioso de construcción, rehabilitación y modernización de la red hidroagrícola.
La zona sur del estado presenta la mayor vulnerabilidad ante el cambio climático, debido a un menor uso de fertilizantes, mayor fraccionamiento parcelario y variabilidad en el rendimiento. Sin embargo, la zona norte presenta mayor superficie degradada y mayor evapotranspiración.
Es trascendental implementar un plan estatal de adaptación al cambio climático.
Desarrollar el uso de semillas mejoradas, siembra directa, conservación de suelos y una agricultura climáticamente inteligente, que garantice que la actividad pueda realizarse sin agotar los recursos naturales.
Sinaloa ha perdido el liderazgo de la productividad agrícola. Dejamos de estar en la punta tecnológica.
La vanguardia en tecnología agrícola incluye vehículos, robótica, computadoras, satélites, drones, dispositivos móviles y software. El uso de la tecnología de análisis de macrodatos e inteligencia artificial (IA) en la agricultura es la macrotendencia.
Es básico crear y aplicar un programa estatal de investigación, innovación y desarrollo de tecnología para el campo.
Vincular a las universidades, los centros de estudio y a los grupos de ciencia privados con los retos y problemas de la agricultura local para fabricar soluciones que la mejoren.
Se espera que el tamaño del mercado global de alimentos crezca, de 186 mil millones de dólares en 2023, a 212 mil millones para 2028.
Es sustancial trabajar y ejecutar un plan de aprovechamiento de los mercados globales de alimentos.
Acciones que permitan incrementar las exportaciones agroalimentarias y la atracción de inversión extranjera.
El 31 por ciento de la población que vive en la zona rural está en situación de pobreza.
Es muy importante llevar a cabo un programa especial para fortalecer a los pequeños y medianos campesinos.
Apoyar, de sobremanera, a este sector para que reduzca costos de producción, empaque, comercialización y exportación, además de cerrar la brecha tecnológica, la diferencia que hay entre los recursos que usan estos campesinos y los agricultores con mayor rendimiento.
La Organización de la Naciones Unidas informó que México ocupa el décimo lugar entre los países más poblados del mundo, con 129 millones 163 mil habitantes. El organismo estima que en 2030 se alcance una población de 147 millones y para 2050 sea de 164 millones de habitantes.
¿Cómo se alimentarán los nuevos mexicanos?
Es estratégico echar a andar un programa de estímulo a la producción para la seguridad alimentaria.
Muchas naciones tienen definido un conjunto de productos al que consideran como esencial para su seguridad alimentaria y, en consecuencia, ofrecen a los productores un ingreso mínimo que les incentive a seguir sembrándolo y no cambiar a otros cultivos.
En México, señaladamente, el maíz es uno de esos productos básicos.
Es imprescindible, para fomentar la producción nacional y retribuir justamente el esfuerzo de los campesinos, definir un programa que apoye la producción esencial para el país.
Los componentes son ya buenas prácticas que han comprobado su éxito: precios de garantía, bolsas especiales de financiamiento y comercialización asegurada.
Hay mucho por hacer.
Es mala política sólo seguir lo que decida el gobierno federal y administrar la inercia burocrática sin atreverse a incidir de verdad en los problemas de fondo.
Sin campo próspero no hay Sinaloa próspero.
Comments