Donald Trump ordenó nuevamente la salida de los Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el cambio climático, anunció que priorizará la explotación de combustibles fósiles y derogará el Green New Deal, en contradicción directa al consenso científico que insta al cese de la extracción y combustión de carbón, gas y petróleo para evitar impactos climáticos catastróficos.
Las órdenes ejecutivas anunciadas al inicio de su mandato sobre energía, sostenibilidad y diversidad son un duro golpe a la cooperación multilateral y a los esfuerzos de las naciones, empresas, organizaciones e individuos que trabajan para mejorar el estado del mundo. A pesar de ello, el movimiento por la acción climática y la sostenibilidad sigue imparable.
Numerosas voces dentro y fuera de los Estados Unidos se comprometen a redoblar sus esfuerzos en apoyo del Acuerdo de París y a impulsar las agendas de sostenibilidad.
Además de sacar a su país del Acuerdo de París, Trump prohibió las licencias nuevas o renovadas para parques eólicos, revocó 78 órdenes ejecutivas de la administración anterior y firmó nueve órdenes ejecutivas propias, incluida la retirada del acuerdo de París, la cual entraría en vigor un año después de que el gobierno lo notifique formalmente a la Organización de las Naciones Unidas.
Los defensores del clima consideran que esta decisión socavará la acción climática global y hará menos probable que Estados Unidos cumpla sus objetivos de reducción de emisiones.
Al Gore, ex vicepresidente de los EEUU y dirigente de The Climate Reality Project, se pronunció al respecto:
“El presidente Trump emitió una serie de órdenes ejecutivas que niegan la emergencia climática que enfrenta el país, a favor de una falsa “emergencia energética”. Esto muestra la influencia que tendrá la industria de los combustibles fósiles en los Estados Unidos durante los próximos cuatro años, pero la revolución global de la sostenibilidad es imparable.
Retirar a los EE. UU. del Acuerdo de París es una abdicación miope del liderazgo que sólo servirá para ponernos en desventaja. Aferrarse a las industrias del pasado puede impulsar las ganancias a corto plazo de las empresas de combustibles fósiles, pero será a expensas de la economía estadounidense, incluidos los trabajadores, que corren el riesgo de quedarse atrás.
Este es el primero de muchos intentos por ignorar la realidad y tratar de detener el movimiento del mundo hacia una economía de energía limpia, pero esto no refleja nuestra realidad política y económica. Estos esfuerzos por retroceder los avances logrados enfrentarán la oposición de ambos partidos políticos.
Los líderes y activistas climáticos no deben dejarse disuadir ni distraer. Con desastres climáticos extremos como el huracán Helene y los incendios forestales que aún arden en Los Ángeles, hasta el creciente número de refugiados climáticos y la competitividad en la economía global, la crisis climática tendrá profundas consecuencias para los Estados Unidos en los próximos cuatro años.
Ahora es momento de que los gobernadores, alcaldes, líderes empresariales, inversionistas y activistas hagan el trabajo que hará avanzar las soluciones climáticas que los Estados Unidos y el mundo necesitan con urgencia. Fuimos capaces de mantener el ritmo de la acción climática durante la primera administración Trump, ¡es urgente que retomamos el mando!
El New York Times informó que las emisiones de los Estados Unidos se han reducido un 20 por ciento desde 2005, pero tendrían que “disminuir casi 10 veces más rápido cada año” para cumplir los compromisos climáticos actuales del país .
Alejarse de París podría perjudicar a los Estados Unidos al dar a China una ventaja en la fabricación de energía limpia y en la diplomacia climática internacional.
Respuesta inmediata para proteger el Acuerdo de París
Los alcaldes de las ciudades estadounidenses y la red de ciudades C40 reafirmaron su compromiso de liderar el camino para enfrentar la crisis climática.
“Nuestras ciudades seguirán siendo los bastiones del progreso climático, trabajando incansablemente para reducir las emisiones, construir una economía verde a través de una transición justa, proteger a nuestros residentes de los impactos de la crisis climática y continuar la colaboración internacional”.
Sadiq Khan, alcalde de Londres y copresidente del C40, consideró “profundamente decepcionante que el presidente Trump haya decidido retirar a Estados Unidos del Acuerdo climático de París, en el momento más peligroso para que los líderes mundiales incumplan sus responsabilidades climáticas e ignoren la ciencia sobre la amenaza existencial que plantea el cambio climático. Ciudades como Londres seguirán liderando el camino”.
Anne Hidalgo, alcaldesa de París y expresidenta del C40 Cities, dijo que “este año se conmemora el décimo aniversario del Acuerdo y la decisión (de Trump) es una muy mala noticia para el planeta. Insto a todos los defensores del clima a ¡mantenernos firmes ante los escépticos del cambio climático! ¡Siempre pueden contar con que París y las ciudades resistirán y se mantendrán firmes!”
“Nunca nos faltará coraje y determinación. Más que nunca, seguiremos innovando y adaptando nuestras ciudades al cambio climático”.
Mark Watts, director ejecutivo de C40 Cities, mencionó que "la decisión de Donald Trump de abandonar la promesa climática más importante de nuestra generación es un grave incumplimiento de su deber como líder mundial, especialmente como presidente del país con la mayor responsabilidad histórica de bombear gases de efecto invernadero a la atmósfera compartida. Ignorar eso, y el daño que la emergencia climática causa en todo Estados Unidos, desde huracanes e inundaciones en el sur hasta los incendios que aún arden en Los Ángeles, muestra un total desprecio por la seguridad y el futuro de los estadounidenses y otras personas en todo el mundo.
A pesar de este acto de vandalismo climático, los alcaldes estadounidenses entienden bien los peligros de la crisis global y continúan cumpliendo con sus planes para construir la economía verde que generará la prosperidad del mañana, reducirá las emisiones en línea con los objetivos del Acuerdo de París y protegerá a sus residentes de los impactos de la crisis.
Mientras enfrentamos los desafíos de una segunda presidencia de Trump, las ciudades seguirán siendo bastiones del progreso climático, impulsando las acciones necesarias para la transición a una economía verde y una mejor calidad de vida para todos”.
Reacciones en EEUU
Cuando en 2017 Trump decidió abandonar el acuerdo de París, ciudades y estados, organizaciones de la sociedad civil y 630 empresas e inversionistas se unieron para llenar el vacío.
Cuando se celebró la cumbre climática COP23 en Bonn, ese mismo año, la coalición We Are Still In era una presencia constante, con su propio pabellón en el lugar de la conferencia.
Ahora la reacción fue inmediata: las gobernadoras Kathy Hochul, de Nueva York, y Michelle Lujan Grisham, de Nuevo México, coordinaron la respuesta a nivel estatal.
“Escribimos como copresidentes de la Alianza Climática de Estados Unidos, una coalición bipartidista de dos docenas de gobernadores que representan a casi el 60 por ciento de la economía estadounidense y el 55 por ciento de la población estadounidense, para dejarle claro a usted y al resto del mundo que continuaremos el trabajo de los Estados Unidos para lograr los objetivos del Acuerdo de París y reducir la contaminación climática”, declararon en una carta al secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), Simon Stiell.
“Nuestros estados y territorios siguen teniendo una amplia autoridad en virtud de la Constitución de los Estados Unidos para proteger nuestro progreso y promover las soluciones climáticas que necesitamos; esto continúa a pesar de un cambio en la administración federal”, por lo que “es fundamental que la comunidad internacional sepa que la acción climática continuará en los Estados Unidos”.
Gina McCarthy, asesora climática de Barack Obama y administradora de la Agencia de Protección Ambiental, actual copresidenta ejecutiva de America Is All In, agregó que la administración de Trump “está renunciando a su responsabilidad de proteger al pueblo estadounidense y nuestra seguridad nacional, pero tengan la seguridad de que nuestros estados, ciudades, empresas e instituciones locales están listos para tomar la posta del liderazgo climático de los Estados Unidos y hacer todo lo posible para continuar el cambio hacia una economía de energía limpia”.
Laurence Tubiana, artífice del Acuerdo de París y actual directora ejecutiva de la Fundación Europea del Clima, consideró que “la retirada de EEUU del Acuerdo de París es lamentable, pero la acción climática multilateral ha demostrado ser resiliente y es más fuerte que las políticas de cualquier país por separado”.
Añadió que es el momento de que Europa, junto con otros socios, dé un paso adelante, porque “al impulsar una transición justa y equilibrada podemos demostrar que una acción climática ambiciosa protege a las personas, fortalece las economías y genera resiliencia”.
La coalición We Mean Business señaló que “la decisión de un país no cambia el curso de acción global”, como quedó demostrado en el primer mandato de Trump.
“Los líderes mundiales asumieron un compromiso histórico en París para mantener el mundo a temperaturas seguras para que las generaciones futuras puedan prosperar. De manera similar, los gobiernos del mundo afirmaron su compromiso de acelerar la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles en la COP28 y, ahora, muchas de las principales economías del mundo están presentando compromisos ambiciosos en sus planes climáticos nacionales actualizados, tal como se diseñaron en el Acuerdo de París, porque entienden que estos planes son un mecanismo para atraer inversiones y obtener ventajas competitivas”.
El peor escenario para la energía eólica
Esa ventaja competitiva puede desaparecer pronto para los Estados Unidos. El anuncio que hizo Trump sobre el destino de los parques eólicos estadounidenses significa que "el peor escenario para la industria eólica está aquí", con una orden ejecutiva que pone fin a todos los nuevos permisos para una fuente de energía renovable que había avanzado significativamente con el expresidente Joe Biden, publicó Heatmap.
Trump afirmó que el gobierno estadounidense “no emitirá aprobaciones nuevas o renovadas, derechos de paso, permisos, arrendamientos o préstamos para proyectos eólicos terrestres o marinos”, en espera de una “evaluación integral” de los impactos económicos y ambientales de la industria, entre otros factores.
“Esto afecta a todo el desarrollo de energía eólica marina en Estados Unidos, porque todo eso ocurre en la Plataforma Continental Exterior, una extensión oceánica bajo control federal que se alquila para todo tipo de producción de energía”, escribió Heatmap.
“También afecta a los proyectos eólicos en tierras federales. Aunque no está claro el alcance del impacto en la energía eólica terrestre porque algunos proyectos eólicos se encuentran en tierras estatales, los promotores de proyectos a menudo deben obtener aprobaciones en virtud de las leyes federales de protección ambiental y de especies, por lo que el fin de los permisos será bastante doloroso para el sector”.
Trump también ordenó al Departamento del Interior buscar “cualquier base legal” en los contratos de energía eólica existentes que permita rescindirlos o modificarlos por razones de “necesidad ecológica, económica y ambiental”.
Adiós a la energía verde
Trump ofreció una "edad de oro de Estados Unidos" y prometió desmantelar las políticas de energía verde de Biden, incluido un reembolso de 7 mil 500 dólares para vehículos eléctricos y un objetivo de producción no vinculante, con frecuencia malinterpretado como un mandato de vehículos eléctricos, y continuar con su agenda de "perforar, perforar, perforar” para el petróleo y el gas.
“Estados Unidos volverá a ser una nación manufacturera, y tenemos algo que ninguna otra nación manufacturera tendrá jamás: la mayor cantidad de petróleo y gas de cualquier país de la Tierra, y lo vamos a utilizar”.
Emergencia energética nacional
La orden de Trump de declarar una “emergencia energética nacional” podría abrir nuevas áreas para la perforación de petróleo y gas, incluso en partes ahora protegidas de Alaska, revertir la pausa en las exportaciones de gas natural licuado (GNL) y poner más poder en manos de Trump para facilitar nuevas infraestructuras de combustibles fósiles como oleoductos, informó Axios.
En conjunto, las órdenes son parte de un plan para aumentar la producción de petróleo y gas y “harán bajar los precios, llenarán de nuevo nuestras reservas estratégicas, hasta el tope, y exportarán energía estadounidense a todo el mundo”.
“Volveremos a ser una nación rica”, declaró Trump en la toma de posesión, “y es ese oro líquido bajo nuestros pies lo que ayudará a lograrlo con mis acciones”.
Esas declaraciones pasan por alto la realidad de que Estados Unidos ya domina la producción mundial de petróleo y gas, por la aprobación de proyectos de petróleo y gas por parte de Biden, y no está claro que los inversores permitan a las empresas cumplir con la agenda de petróleo y gas de Trump, informó The Energy Mix.
Por otra parte, se menciona que la industria puede dudar en realizar más perforaciones para evitar inundar el mercado y hacer bajar los precios.
Autos eléctricos, sin subsidios
A pesar de su estrecho vínculo con Elon Musk, fundador de Tesla, Trump prometió revocar los subsidios a los vehículos eléctricos para “salvar nuestra industria automotriz”, como parte de su “sagrada promesa a nuestros grandes trabajadores automotrices estadounidenses”.
“Podrás comprar el auto que elijas y volver a fabricar automóviles en los Estados Unidos a un ritmo que nadie podría haber soñado posible hace apenas unos años”.
Biden no impuso en realidad un mandato de vehículos eléctricos, pero sí emitió un objetivo de producción del 50 por ciento de vehículos eléctricos para 2030 y políticas como créditos al consumidor y estándares de emisiones de escape para acelerar la adopción más amplia de vehículos eléctricos.
Deshacer esas acciones llevará tiempo y, en el caso de los apoyos disponibles a través de la legislación, necesitará una ley del Congreso. Musk ha dicho que eliminar los subsidios actuales para la fabricación de vehículos eléctricos dañaría a sus competidores, más que a Tesla.
Sin embargo, la industria automotriz en general ha pedido a Trup mantener el apoyo a las ventas de autos eléctricos, ya que han invertido fuertemente en la dirección que sigue la industria automotriz mundial.
El Times dice que también se espera que Trump use su segundo mandato para emprender otras acciones que atacarían el legado climático de Biden y los elementos del Green New Deal, como recuperar fondos no gastados de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA).
El equipo de Biden se había anticipando a esa medida y su administración se apresuraba a finalizar 9.8 mil millones de dólares en fondos para tantos proyectos como fuera posible en sus últimos días.
Reuters señaló que 84 por ciento del valor de las subvenciones de energía limpia del IRA se había "obligado" con contratos vigentes que Trump no podría rescindir, y se habían anunciado proyectos adicionales, lo que hacía políticamente más difícil cancelarlos.
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