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Debe garantizarse educación, empleo, salud y seguridad a la juventud


Por Omar Garfias

@Omargarfias


Seis millones de jóvenes mexicanos no estudian y no tienen trabajo.

Cuatro millones 700 mil de ellos son mujeres.

Cuatro millones 500 mil de esas mujeres no estudian ni trabajan porque se dedican a atender a algún familiar que necesita cuidados.

En 2018, al iniciar este gobierno federal, siete millones de personas de entre 12 y 29 años de edad no estaban en la escuela o no cursaban el grado que correspondía a su edad.

Cuatro años después, el problema creció a ocho millones 400 mil.

Seis de cada diez jóvenes que trabajan lo hacen en la informalidad, con un bajo salario y sin seguridad social.

Treinta y seis de cada 100 jóvenes viven en situación de pobreza, y siete en pobreza extrema.

En 2018, ocho millones 400 mil adolescentes no tenían acceso a los servicios de salud. Cuatro años después, el problema creció a 15 millones 800 mil.

En uno de cada cinco nacimientos, las madres tienen entre 15 y 19 años de edad.

La tasa general de homicidios en 2022 fue de 25 por cada 100 mil personas, la tasa de jóvenes fue de 33 y la de jóvenes hombres fue de 57.  

Seis de cada 10 mujeres jóvenes han sufrido algún tipo de violencia.

En este país se excluye a millones de muchachos de la educación, del trabajo, de la salud y, lo peor, se les asesina.

Es información de las diversas encuestas del INEGI, del CONEVAL, del IMSS, de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza y de la iniciativa “Aprender parejo”.

De 2018 a 2020, egresaron de la secundaria 367 mil jóvenes, pero no se inscribieron a la educación media superior; el problema empezó antes de la pandemia. Hoy, con todo y becas y con la transición de secundaria a bachillerato de vuelta a niveles prepandemia, el país todavía tiene 116 mil jóvenes menos en educación media superior respecto a lo registrado en 2018.

Dar la misma cantidad de becas a todos los estudiantes, sin importar su riesgo a desertar no ha sido muy eficaz.

Deberían ser primero los pobres.

Becas para evitar la deserción escolar, en lugar de becas universales.

La falta de focalización de las Becas Benito Juárez ha resultado en que ha dedicado el 54 por ciento de sus recursos para beneficiar a los estudiantes de hogares con ingresos medios y altos que antes, en 2018, sólo recibían el 2 por ciento del presupuesto.

La iniciativa “Aprender parejo” señala algo muy importante: es crucial que las políticas no únicamente mejoren la calidad educativa, sino aseguren que el aprendizaje sea una herramienta efectiva para acceder a mejores oportunidades laborales.

Solo tres de cada 10 personas universitarias trabajan en su campo de estudio.

El programa “Jóvenes Construyendo el Futuro” tampoco ha sido eficaz: ha ejercido casi 100 mil millones de pesos y reporta una cobertura de alrededor de tres millones de participantes.

El número de jóvenes con trabajo formal registrado en el IMSS a fines de 2023, respecto a los que había a finales de 2018, no ha crecido. De hecho, son 128 mil jóvenes menos ahora con respecto a 2018, antes del inicio del programa.

El reporte sobre el programa encuentra que no prioriza a jóvenes con mayores barreras de empleabilidad; tiene un sesgo geográfico que reduce la cobertura en las ciudades donde hay mayor cantidad de jóvenes fuera de la escuela y el trabajo, y no garantiza capacitación o desarrollo de competencias.

Tampoco ofrece opciones de cuidado para mujeres madres, ni asegura experiencias de trabajo relacionadas con las ofertas laborales más requeridas de cada región.

La inscripción al programa dejó de ser en línea y sólo se puede hacer en eventos de registro organizados por los “Servidores de la Nación”, lo que facilita el clientelismo político y el condicionamiento electoral.

La Auditoría Superior de la Federación encontró, en 2021, decenas de irregularidades en Jóvenes Construyendo el Futuro, entre ellas que se entregaron apoyos a personas fallecidas entre 2019 y 2020, registradas como beneficiarias.

Las Becas para el Bienestar Benito Juárez tienen 263 millones 695 mil 365 pesos pendientes por aclarar de la Cuenta Pública 2019.

La gravedad de la actual situación de la juventud mexicana requiere de una política pública especial.

La problemática no se solucionará con acciones aisladas, sin fundamento en evidencia, sin objetivos claros y sin resultados medibles.

Al menos debe conformarse un programa nacional de atención a las juventudes en situación de vulnerabilidad con los siguientes elementos vertebradores, entre otros.

  1. Mejorar los programas sociales actuales con énfasis en su focalización en la población más necesitada, y ser eficaces contra la deserción escolar y a favor de la integración laboral. Además de su ejercicio honesto y apartidista.

  2. Reinsertar a quienes dejaron la escuela

  3. Fortalecer las instituciones de educación y capacitación de nivel medio superior.

  4. Crear un Sistema Nacional de Cuidados para impulsar la empleabilidad de mujeres jóvenes.

  5. Atender la salud subrayando las enfermedades mentales, las adicciones y el embarazo adolescente.

  6. Reinsertar a los jóvenes que han cometido delitos.

  7. Prevenir la cooptación por la delincuencia organizada.

  8. Garantizar seguridad a escuelas, parques, espacios y horarios juveniles.

  9. Subsidiar el consumo cultural.

El piso mínimo que le debemos a la juventud es educación, empleo, salud y seguridad.

Esta es la razón de un auténtico proyecto nacional, de una verdadera épica.

La salvación del país depende del estado de nuestra juventud.

No hay mayor causa.

Esta es una misión histórica y trascendente.

No vamos en buena dirección, se ha retrocedido.

Hemos fallado.

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